Hay cosas que, en Madrid, Paris o la Conchinchina , nunca cambian. Un ejemplo muy claro es, ¿cómo decir?, el vicio de los cómics: una es incapaz de pasar por la Rue de la Harpe y no entrar a cotillear. O de llevar la tarjeta encima e irse a casa sin los tres de Blacksad que había en la tienda.
Lo bueno de tener todo solucionado en tu casa es que, por fin, puedes empezar a pensar en cosas interesantes. No sé, cosas como a quién demonios hay que matar para conseguir contactar con la Asociación Cultural y reservar una entrada para ver —atención, por favor, e imagen de Homer babeando por una rosquilla— La flauta mágica de MOZART con un montaje de PETER BROOKS en la puta OPERA DE LA BASTILLA por sólo 20 pavos. (¿Sabéis qué taquicardia me entró cuando lo vi en el programa?!). O, qué te digo yo, cómo elegir entre las miles de películas que echan en la cinemateca de mi facultad, desde La novia de Frankenstein hasta Anne of the Indies, pasando por una RETROSPECTIVA completa de ERNEST LUBITSCH que, por supuesto, pienso tragarme entera. Sin hablar, claro está, del asunto deportivo: ahora que he visto que en la facul no ofertan pilates, no me decido entre esgrima (hay siete cursos diferentes, incluyendo esgrima con capa y con vizcaína), salsa y tango, y métiers du cirque. Lo mejor: que cuando se trata de cosas para universitarios, si no es gratis (véase cine, y para más información accedan a http://www.cinematheque.fr/), te cuesta una ganga.
Pero bueno, todo eso son cosas aún por mirar. De momento, hemos inaugurado lo que podríamos llamar libertad de movimiento con un estupendo cineforum en el Hall A1 en el que nos han puesto dos pelis la mar de raras (una francesa sobre un Tour que ganó Bahamonte y una road-movie del 71 de esas de cine independiente que casi no tiene diálogos), de las que no me acuerdo ni del nombre y que, realmente, tampoco es que me hayan encantado; pero oye, sólo el hecho de poder hacer algo así, es una gloria. Y si a eso sumamos el sábado tan movido que me espera, con un taller de teatro para el que me tengo que aprender un diálogo —¡socorro!—, y luego el maravilloso espectáculo de Les chaises de Ionesco, que de hecho me tendría que haber leído ya pero siempre se me olvida; creo que el asunto pinta bien, ¿no? ¡Ah!, y por último, pero no por ello menos importante, he de ser sincera y decir que mis ganas de suicidio social (también llamado ridículo) llega hasta el punto de presentarme la semana que viene a una audición como clarinetista de una orquesta, en la que tengo que tocar alguna pieza y algún estudio para montrer mes habilités musicaux. Lo más gracioso, que ni tengo embocadura —¿eso qué es?— ni absolutamente ninguna partitura aquí. On verra.
En fin, sólo quería deciros que la cosa pinta bien y que, para variar, empiezo a meterme en más movidas de las que puedo abarcar. Creo que mejor dejo para otro día historias como las manifestaciones de ayer o la poli hoy en mi edificio porque alguien ha pretendido violar a una de nuestras queridas dammes. Sobre cómo me va en clase o la exposición que tengo que hacer sobre la descripción de Dulcinea como parodia de las damas de las novelas de caballería, ya os contaré cuando no tenga nada más interesante. De momento, no es que el asunto pinte mejor fuera que dentro de las aulas, pero es que los miércoles no tengo clase y hoy ha sido un gran día con muchas cosas nuevas. ¡Qué le voy a hacer! J’adore Paris!
menuda sobredosis de cultura parisina te vas a meter!
ResponderEliminarSi quieres comic Francés moderno yo sigo recomendándote (sin éxito) Donjon.
Pichón: al precio al que están los cómics aquí, vas a tener que esperar a diciembre pa recomendarme nada. Por cierto, he visto los de Tom Strong, pero no los de Tomorrow Stories*.
ResponderEliminar*Indirecta